jueves, 22 de diciembre de 2016

¿Restos de un Monstruo Marino?


Desde tiempos inmemoriales, las profundidades del océano han sido el origen de numerosos mitos acerca de monstruos dispuestos a devorar a cualquier incauto que se atreviera a adentrarse en su territorio. Por solo mencionar a algunos, el temible kraken y las inquietantes sirenas han estado en la mente de los seres humanos por siglos y siglos.

Permítanme relatar un evento que guardaba en mis archivos, que seguramente no dejará de sorprenderlos... allá por 2014, Lisa y Peter Worthington, un matrimonio británico de North Somerset, paseaba con sus niños y su mascota por la playa. El perro se acercó presuroso hacia algo que le llamó la atención, allí, junto al mar. 

Enorme fue la sorpresa cuando frente a la familia apareció el esqueleto de una criatura misteriosa, de unos 70 centímetros de largo. La hedionda osamenta le recordó a un plesiosaurio a uno de los niños, acaso un ejemplar pequeño, un cachorro tal vez. Entusiasmado, le pidió a sus padres llevarse el esqueleto a su casa, para mostrárselo a sus amigos.

A regañadientes e incómodos por el horrendo olor, sus padres accedieron a guardar los huesos en una gran bolsa de plástico. En pocos días, habían subido fotos a Facebook, generando una catarata de especulaciones acerca del origen del extravagante monstruo marino. Mientras que para algunos escépticos se trataba solamente de un pez, para otras personas el esqueleto era la fiel prueba de que los dinosaurios aún existen en nuestro planeta.

Recuerdo que para ese entonces me encontraba allí, en Gran Bretaña, invitado para brindar una serie de conferencias, por lo cual tomé conocimiento del caso y prontamente fui consultado por mi opinión. Tuve oportunidad de acercarme para ver el material con mis propios ojos. Si bien el olor era francamente insoportable, logré analizar los despojos en persona y dar mi opinión.


© Hans Hillewaert, CC BY-SA 4.0, https://goo.gl/B6SNcy 

A mi juicio, el esqueleto de North Somerset era tan sólo el cadáver descompuesto de una raya, aquella que los ingleses llaman thornback ray, con su larga y peligrosa cola asemejándose al cuello de una bestia de tiempos jurásicos.

Aunque mi opinión privó y muchos me dieron la razón, los Worthington y muchos lugareños aún postulan que se trata de los restos de un pichón de plesiosaurio, cuyos padres y congéneres todavía se encontrarían por aquellas aguas.

¿Acaso este esqueleto es una prueba inadvertida de la presencia de monstruos prehistóricos entre nosotros? ¿O bien, y valga el juego de palabras, esto es solamente "pescado podrido"?

¿Ustedes que creen...?



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