Así como los tiburones representan probablemente el temor más grande de los bañistas cuando se aventuran en el mar, con seguridad las pirañas constituyen la peor pesadilla de quienes buscan disfrutar de la playas de río en Sudamérica.
Es por ello que las apacibles aguas de Villa Urquiza, sobre la ribera del monumental río Paraná, se convirtieron de un familiar sitio de descanso en una aterradora experiencia propia de una película de horror, ya que decenas y decenas de palometas invadieron el lugar para saciar su frenesí sobre las piernas de los incautos veraneantes.
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| Palometa (imagen: FishBank) |
Pocos días antes, un ataque similar se había registrado en el Parque General San Martín, una área natural protegida situada unos pocos kilómetros al norte de Villa Urquiza. En ambos casos, fue necesaria la pronta asistencia por parte del personal de guardavidas, ya que las dentelladas furiosas de estos primos de las pirañas provocan hemorragias importantes, así como un alto riesgo de infección como consecuencia de la gran cantidad de bacterias que pueblan la boca de estas bestias de los ríos.
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| Imagen Revista Análisis |
La proliferación inusual de estos carnívoros voraces ha sido atribuida a las altas temperaturas y al chapoteo de los turistas sobre las aguas. De un modo u otro, las numerosas víctimas han sido afortunadamente asistidas y se encuentran en recuperación. Los dedos de los pies son los principales objetivos de sus bocas amuralladas de dientes filosos, por lo cual el riesgo de amputaciones es muy elevado.
Aunque los científicos sugieren que estos depredadores son quizá menos peligrosos de lo que parecen, la gran cantidad de heridos por ellos pueden dar testimonio de lo contrario. ¿Tal vez se trata solo de una exageración, de un momento puntual en la vida de estos peces? ¿O finalmente han advertido que los humanos son una presa sencilla, sustanciosa y dispuesta a formar parte de su dieta habitual?
¿Ustedes qué creen...?
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